Por muy bien que suene así, dicho en inglés, y por mucho que su traducción literal sea “retroalimentación”, el feedback es crítica pura y dura. Y a nadie nos gusta ser criticados por nuestro trabajo, del mismo modo que a casi todo el mundo – salvo que tengas la sensibilidad de un témpano de hielo – le supone un engorro decirle a otra persona lo que hace mal. Ya te toque darlo o recibirlo, no pierdas de vista estas siete reglas de oro del buen feedback.
1. Sé específico
Criticar un comportamiento o actitud de forma genérica pocas veces da resultados. No es lo mismo que te digan que están hartos de que siempre entregues las cosas fuera de plazo que se refieran a un momento o situación concreta, por ejemplo, que el último informe lo terminaste tarde. Cuando la crítica es demasiado amplia e inconcreta suele llevar a frustración, a una sensación de ser víctima de una injusticia y a la creencia de que es imposible mejorar.
2. Feedback ≠ opiniones
El mismo mensaje tiene un efecto diametralmente opuesto en el interlocutor si se comunica como una sugerencia u opinión o como una orden. “Tienes que hacerlo así” puede sonar como un ataque; en cambio, algo como “creo que si lo hiciésemos de este modo lograríamos ser más eficientes” dice lo mismo de forma menos violenta o autoritaria.
3. Acompaña la crítica de ideas para mejorar
El feedback, especialmente en un contexto profesional, no sirve de nada si no va acompañado de sugerencias e ideas para mejorar aquello que se hace mal. Decirle a una persona “eres un desastre” es destructivo; en cambio, sugerirle que “utilizar la agenda de Outlook y organizar tu escritorio te ayudará a ser más eficiente” es constructivo.
4. Céntrate en lo que hace la persona no en la persona
Te pagan por el trabajo que desempeñas, no para que cambies tu identidad. Por ello es tremendamente ofensivo – y, a veces, incluso doloroso – ser criticado por las características personales de uno en un ámbito profesional. Cuando el feedback tiene su razón de ser en mejorar los resultados a nivel laboral, céntrate en identificar y comunicar tu opinión sobre las acciones, no sobre la forma de ser de los demás.
5. Ve al grano
El tacto y la sensibilidad al decir las cosas se dan por supuestos, pero ello no significa que para dar feedback negativo debas hacer un “sándwich” de cumplidos: no empieces diciendo cosas buenas, para soltar el hachazo y terminar diciendo lo estupenda que es la otra persona. El feedback sano no necesita estas artimañas: no hace falta dar rodeos ni hacer la pelota si las cosas se dicen con educación y por el bien tanto de la empresa como de la otra persona, para que pueda continuar creciendo profesionalmente.
6. Escucha lo que la otra persona tenga que decir
Como decíamos en la entradilla a nadie le gusta que le critiquen. Por eso, dependiendo de lo impulsiva o sensible que sea cada persona la reacción al feedback puede ser cogerse un disgusto o ponerse a la defensiva y replicar de inmediato, algo totalmente contraproducente. Escucha lo que quieran decirte; ya tendrás tiempo de reflexionar y decidir entre seguir su consejo o hacer caso omiso. Recuerda: malo o bueno, el feedback es información, y la información es poder.
7. Felicita en publico , corrige en privado
Las personas somos más receptivas en el tú a tú, cuando no hay nadie más presente. En cambio, una crítica delante de toda la oficina, por suave que sea, puede percibirse como un ataque o una humillación pública, perdiendo toda su razón de ser.
Christian Leclerc , Autor: Secretos de emprendedores exitosos y El arte de ayudar con preguntas
Fuente: Forbes
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